top of page

Cómo poner límites a los niños de manera amorosa

Aprender a poner límites en el momento y de la manera apropiada puede parecer todo un desafío. Pero a no desesperar.

Lo primero que debemos comprender es su importancia. Muchas veces vemos al límite como algo “negativo”, como aquello que frena, que impide, que obstaculiza nuestro desarrollo. Pero el límite en realidad tiene una faceta positiva: los límites son contenedores. Son fronteras que nos muestran qué es posible y qué pone en riesgo nuestra salud o traspasa la frontera del límite ajeno.

Poner límites a los niños es, en realidad un acto de amor. Es saber encauzar toda su energía para evitar cosas que puedan dañarlos.

Muchos padres llegan a la consulta con dificultades para poner límites. Tienen miedo al enojo del niño, no quieren soportar su berrinche, tienen dificultades para comprender las nefastas consecuencias que la falta de límites tiene en el presente y en el futuro de la familia.

Para vivir en armonía, donde todos nuestros derechos sean respetados, los límites son necesarios. Asistir a los padres para comprender los aspectos positivos de los límites es un primer paso de suma importancia.

“Un límite adecuado no implica sometimiento ni autoritarismo, sino buenos cuidados y la posibilidad de que los chicos puedan aprovechar al máximo su espacio/tiempo, sabiendo que hay otro (adulto) que se ocupa de avisarles cuando es hora de entrar, de abrigarse, de ir a la cama, o de comer” – M .Seitún

Hasta los 5 o 6 años el niño ve el límite como algo externo: no toco el enchufe porque papá se enoja, no tiro agua porque mamá me reta. Esto aún puede presentarse en niños de más edad, que no tiene suficiente fuerza interna para hacer lo que es conveniente, como hacer la tarea, y necesitan aún que actuemos como límite externo.

¿En qué casos será conveniente poner límites?

* Cuando el deseo ciega al niño, que no puede ver riesgos

* Cuando el niño no tiene suficiente fuerza interna para ponerse sus propios límites* Cuando aparezcan emociones internas como el enojo o el entusiasmo, que el niño aún no sabe liderar

* Cuando se dejan influenciar por pares haciendo cosas que no harían por su cuenta (presión social)

* Cuando ponen en riesgo su salud, su seguridad, o cometen acciones no éticas o que pueden dañar a un tercero

* Cuando en una situación lo dejamos resolver por sí mismo pero no obtuvimos el resultado esperado (por ejemplo, el niño que estudia solo pero le va mal en la escuela puede necesitar del acompañamiento de un adulto).

Se trata de ir dejando temas en sus manos sólo en la medida en que están preparados, de manera que aprendan a ser responsables e independientes, liderándose a sí mismos.

¿Y cómo poner límites de manera adecuada?

Es posible poner límites sin someter ni doblegar al niño. Algunas pautas a tener en cuenta son:

* Justificar los motivos del límite para que el niño comprenda su necesidad

* Hacerlos claros y cortos para que sea fácil recordarlos: una explicación extensa diluye el poder del pedido. Usemos menos lenguaje explicativo.

* Deben referirse a conductas concretas en situaciones concretas: (por ejemplo no decirle “tenés que portarte bien”, sino no decirle “ si estás enojado, hay otras maneras de expresarlo sin agredir física o verbalmente”

* Deben ser razonables y adecuadas a la edad del menor. Recordá que el niño tiene un desarrollo evolutivo y el mismo debe ser comprendido y respetado. ¿Qué sentido tendría pedirle a un niño de 6 meses que no moje su cuna?

* Separar normas inamovibles de normas negociables: básicamente: aprender a elegir las batallas con sabiduría

* Ignorar las rabietas. Si se siente enojado, su emoción es válida. Pero aun así, el límite es el límite.

* Cuando la norma esté clara, no hacer excepciones. Si tu niño se va a dormir a las 10 de la noche pero cuando está solo con papá se queda hasta la madrugada, ¿qué interpretará el niño? Que el límite puede ser franqueado

* Padre y madre deben estar de acuerdo: y sostener el límite. Recordemos que el liderazgo en la familia siempre es compartido. El niño es muy hábil y va a tomar ventaja si los padres no funcionan como equipo.

Sabiendo la importancia de los límites y cómo ponerlos adecuadamente desde el amor, nos preguntamos: ¿qué es lo que nos impide poner límites de manera adecuada?

* Nuestros modelos mentales: buscamos hacer lo mismo o no hacer lo mismo que hicieron nuestros padres con nosotros, perdiendo el sentido de la necesidad y urgencia y análisis crítico

* No tener un plan o un proyecto: apagando incendios a medida que se presentan

* No ser coherentes: si le pido a mi hijo que sea ordenado, pero mi habitación es un desorden, ¿qué autoridad tendré al poner límites?

* Tener miedo que nuestros hijos dejen de querernos

* Tener miedo a que los niños se enojen

* Tener miedo a que los niños sufran

Poner límites es un acto de amor. Son esas barreras las que nos permiten constituirnos como personas, desarrollarnos, y aprender a vivir en sintonía con nuestras emociones y con aquellos que nos rodean.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page